Directora

Quiero hablar de la transformación…nací y sigo viviendo en el barrio de La Cava, soy madre y bailarina.

Mi vida es la danza, es mi herramienta. Lo que a mí me salvó la vida fue el arte. El arte fue para mí el motor de todo. Desde muy chica en cualquier reunión, en todos los cumpleaños siempre bailaba. Bailar o cantar, siempre supe que era lo que quería hacer. Y elegí bailar porque de esa manera podía descargar todo lo que me hacía mal, sacar mi energía, lo bueno y lo malo. Yo empecé a los 9 años a tomar clases de canto en el centro de Crear Vale la Pena.

Ahí me formé en educación, comunicación y producción artística.  Logré hacer mi carrera fuera y dentro del Centro. Pero lo que más valoro de es que no me ocupaba sólo de mi formación, sino que además trabajaba de otra manera, acompañando a un equipo barrial. Con sólo 12 años yo formaba parte de un equipo barrial que tomaba las decisiones sobre lo que pasaba ahí adentro. Y eso también me cambió por completo Más allá de formarme como bailarina, me abrió las puertas a un mundo impensado cuando logré ganarme becas de formación, bailar profesionalmente con diferentes compañías, fui docente, viajé por el mundo, estuve en los mejores lugares, impensados para una piba de barrio como yo.

Fuí la Coordinadora de ese Centro Cultural.  Aprendí mucho y aun tengo más que aprender todavía. De alguna manera devuelvo todo lo que me dieron. Y después de bailar en muchas compañías, irme de giras, empecé a mirar más allá de la danza en sí, sino buscar qué es lo que quiero decir, para qué bailo, por qué lo quiero hacer.

Hay muchas personas y espacios que transformaron mi vida.

Mi primera escuela fue en Centro de Creary  la segunda fue el grupo Big mama. Allí empecé a dejar de tener miedo de mis condiciones y me dio la posibilidad, de poder crear, de dejarme ser yo.   Y  aceptar que yo estaba en un nivel en relación a mis compañeros que ya no era como rol  un par sino una coordinadora. Pero eso no me hizo tener conflictos  con mis compañeros y me acompañaron en ese  proceso de  ser  una energía motora   y me dejaron saber que yo puedo enseñarles. Yo no quiero ser la Sargento Sosa sino que trabajemos colectivamente.

Con el grupo Big mama yo empecé a crear, a sentir, a hacer coreografías. Sus canciones me identifican, son cosas que nos pasan a la gente de los barrios, llevan todo a la realidad, no es algo ficticio. Cuando uno baila siente adrenalina, pero a la vez está interpretando ser algo. Y en esa interpretación, en esa sensibilidad, me encuentro con esas cosas, mi barrio, mis situaciones, las mujeres, y todas las cosas que nos atraviesan viviendo en un barrio como el nuestro. empecé a sentir, empecé a crear, empecé a ir más allá que un movimiento o un grupo de danza super-pofesional. Nosotros somos formamos el grupo Fuera de Foco y nos llamamos también, Agitadores Comunitarios.

Somos un grupo de jóvenes que bailamos y ponemos la danza al servicio de causas públicas, sociales, culturales, políticas. No queríamos quedarnos sólo como un grupo feminista que pelea por los derechos de las mujeres. Nos metimos más en el barrio para tomar consciencia de dónde vivimos, por qué vivimos, cómo vivimos, que es la condición que nos tocó. Entonces empezamos a darnos cuenta que no queríamos solamente bailar por las mujeres abusadas, por los derechos de los niños, por la trata de mujeres y de niños, sino lo importante que también era para nosotros vivir bien, en una vivienda digna, en un hábitat saludable, donde en nuestras casas haya  por ejemplo un piso del material que sea, de cemento, tierra, pero que no tenga materia fecal. Para vivir bien. Y que no sea una fantasía, sino que sea una realidad.

Yo he bailado por un montón de tiempo, en un montón de compañías, en un montón de lugares importantes. Pero para mí, y hasta el día de hoy yo elijo estar bailando en mi barrio, en la cancha de mi barrio en un festival que sea para mi barrio, que nos identifique a nosotros. Ese es legado, bailar por causas que me modifiquen y me identifiquen. Ya no quiero bailar por el simple hecho de bailar. Yo bailo porque me siento plena, porque me satisface, pero cuando lo tengo que hacer por una causa, ahí me siento realizada.

A mí me importa que el vecino se entere que el arte puede atravesar todas las barreras políticas, sociales y culturales. No importa que seamos negros villeros, como nos dicen o nos quieren hacer creer que somos negros villeros, lo que importa es el contenido que un negro villero puede expresar para transformar la realidad. bailo, para que la gente del barrio sepa que se puede estar mejor, que no es fácil, que para nosotros de ninguna manera es fácil, pero que tampoco tenemos que ponernos un techo, A mi me violaron a los 7 años de edad y eso me marcó la vida, pero yo no lo uso para victimizarme, sino que todo eso que fue un dolor para mí y lo transforme en cosas positivas, diciéndole a las mujeres que se puede salir, puede encontrar el lugar donde sentirse plena. Yo lo encontré en la danza y en Crear Vale la Pena. Y cada uno puede lograrlo buscando en sí mismo lo que quiere ser y buscando lo positivo de lo que nos pasa. Yo creo que sí se puede hacer porque yo lo pude hacer.

Tengo  hambre de justicia ,

de vivir dignamente,

hambre de ser mujer y que no me violen,

de que la droga deje de matar a los pibes de mi barrio.

Y que la lluvia no sea un tsunami que arrastra  lo poco o mucho que tenemos,

ver caer la lluvia sin tener que mirar al piso y ver mierda,

Y que algún día salga el sol para todos nosotros…

Romi